Vivimos en una sociedad globalizada, cada vez más multicultural, en la cual los movimientos migratorios participan en la mezcla de las poblaciones, hacen coexistir culturas diferentes y dan forma a identidades compuestas. ¿ Cómo hacer de este cosmopolitismo una riqueza, un factor de desarrollo y no una fuente de tensiones y de exclusión? En este contexto, el reto de « construir sociedad» reposa en las condiciones que podamos crear para desarrollar un diálogo intercultural, sobre la manera en la que las sociedades acogen a personas de otras culturas y conjugar diversidad y construcción de referencias comunes.
Europa se enfrenta a una paradoja: la necesidad de acoger emigrantes para garantizar su influencia a escala mundial y una dramatización del fenómeno migratorio en los discursos políticos, acentuado por la crisis actual y corroborado por un cierre de sus fronteras. La valorización de la migración como factor de desarrollo humano y de riqueza representa un gran desafío, que pasa por la toma de consciencia del « otro », de su distinción y de su diferencia, por el conocimiento de la historia de los flujos migratorios, la valoración de la diversidad de recorridos migratorios y el reconocimiento del lugar de los migrantes en nuestra sociedad europea.
La construcción europea se ve fragilizada por una crisis económica y social que afecta con severidad a ciertos países, sobre todo a los países del sur. Frente a esta constatación, ¿qué cooperaciones multilaterales podemos imaginar para consolidar la cohesión de este espacio y para reconstruir una solidaridad? ¿Cómo podemos repensar la cooperación interregional y crear nuevas sinergias, apoyándonos en las redes territoriales existentes?
Frente a la crisis económica, Europa se ha fijado el objetivo de inventar nuevas estrategias para desarrollar un crecimiento inteligente. La inteligencia colectiva, que pasa por la co-construcción de saberes y el reparto del conocimiento es una fuente esencial para producir los nuevos valores de la Europa de mañana. La capacidad de crear « el encuentro », de experimentar nuevos modos de gobernanza y de colaboración, de poner en acción comunidades creativas, forman parte de los recursos a desarrollar.
La tasa de abstención en las últimas elecciones generales deja constancia de una crisis de confianza y de reconocimiento en las élites políticas, que tiene como consecuencia un aumento de los movimientos extremistas, en contradicción con los valores europeos. ¿Cómo restaurar esta confianza política de los ciudadanos para movilizarlos sobre los retos futuros y reactivar el sistema democrático? ¿Qué iniciativas participativas inventar para reconocer la diversidad de los ciudadanos a escala local y europea?
Con este proyecto deseamos afirmar el reconocimiento de una parte de la población a menudo « invisibilizada », insuficientemente representada.
“Para contar la vida, hacen falta escrituras y puntos de vista múltiples. La del testimonio, que restituye el lenguaje inmediato de la vivencia (…). Múltiples son en efecto las voces para apropiarse el mundo y decir la verdad de las existencias”.
El Parlamento de los Invisibles
Pierre Rosanvallon